Dado que estamos en un mundo tan cambiante, es necesario que las niñas sientan cariño por la tierra y por lo que nos brinda. Que mejor forma que teniendo la oportunidad de cuidar una planta desde que se siembra hasta que se cosecha y disfrutar, al final, de sus beneficios ya que muchas de ellas tienen la experiencia de criar animales, pero rara vez, tienen la posibilidad de poder tener una planta a la cual cuidar.
Despertamos su interés invitando al jardinero del colegio y a partir de ahí, descubrimos cuanta afinidad y curiosidad sentían nuestras niñas por experimentar el cuidado y ver el crecimiento de las plantas.
Se inició con la observación de una semilla utilizando lupas; es así que se maravillaron al descubrir cómo en su interior se veía una plantita pequeñita, que es la que posteriormente germina y da origen a un nuevo ser vivo.
Las niñas han sido participes de todas las actividades, convirtiéndose en las protagonistas de la planificación del proyecto, preparación de la tierra, sembrado, cuidado, regado y cosecha de las plantas.
Finalmente, se sintieron dichosas de poder comer una ensalada y beber mates naturales con hierbas de nuestro biohuerto es así que aprendieron a valorar la tierra y sus productos.