Para vivir en fraternidad, nuestra casa debe estar cimentada sobre roca. Jesús es mi roca, ÉL nos sostiene ante las dificultades y nadie podrá derrumbarnos.
Para vivir en fraternidad, nuestra casa debe estar cimentada sobre roca. Jesús es mi roca, ÉL nos sostiene ante las dificultades y nadie podrá derrumbarnos.